No podía evitar andar por la calle de nuevo y recordarte en cada lugar.
Tengo ganas de verte, un día cualquiera, de improviso, sin que me esperes, sin que lo haga yo. Verte en alguna esquina y saludar con mi mano derecha como suelo hacerlo. Tal vez no me reconozcas ya, tal vez me hayas olvidado y no te culparé... el “recuerdo” es como un trofeo que puedes dejar empolvar o limpiar cada cierto tiempo.
Tal vez hará falta que te cuente que hace algún tiempo nos conocimos, que te abracé unos momentos, que compartimos música y café. Pensaré en todo el tiempo que te he querido, en cómo tus muecas quedaron grabadas en mi mente. Y no, no será una ingratitud de tu parte si no recuerdas nada, de hecho envidiaré tu memoria selectiva y lamentaré, que la mía sea tan acumuladora compulsiva, acumuladora de recuerdos.
Tengo ganas de verte cualquier día, reír, caminar despacito y hablar de cualquier cosa, convertirme en un olvido recordado, en un rostro extrañamente familiar. Tengo ganas de verte cualquier día, escuchar nuestra canción y tomarme, contigo, este café que se enfría mientras te pienso.
Kenz Torres
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