Me tocó soplar las velas
y sentí que mi aliento
se volvió un huracán;
huracán en cuatro paredes.
Él arrojó aquél trozo de cartón a su pierna
perdiendo por completo el control
y entre palabras cruzadas
las manos como rocas se sintieron.
Al abrir los ojos no podía esperar más
quería mi trozo de pastel
y fue cuando lo levantaron de la mesa
y junto al cuchillo lo arrojó contra su rostro.
Con su cara como triste payaso
por la crema y las fresas
la empujó hacia el mueble
haciéndolo trizas.
Con sus fuerzas lo arrojó al pasillo
con sus fuerzas trancó la puerta
con mis fuerzas volví mi rostro agua
sin mis fuerzas no podía respirar.
Ahí mi aliento como huracán se fue
abandonó mi cuerpo
y en crisis asmática se escuchaba de lejos
"Feliz cumpleaños".
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